Distancias

Resulta a veces difícil ese espacio más que físico, emocional de las cosas. Más cuando esas cosas contienen un elemento del corazón. La distancia es eso que nos hace poner en perspectiva las cosas. Buenas y malas. Eso que a veces no valorabas lo suficiente y que una vez que lo tienes a distancia recobra un valor distinto.

Hay distancias sanas. Distancias que duelen. Unas que te llenan de nostalgia y tristeza. Distancias que alegran y alimentan el alma. Distancias que mezclan las dos.

¿Se puede estar feliz y triste por la distancia?

Este es un sentimiento que recién experimento. Una distancia que se busca, que se entiende como productiva y necesaria, pero dolorosamente presente. Te hace entender y revisar sentimientos y sensaciones que no son frecuentes. Más cuando esa distancia es de un ser amado.

Distancias que hacen crecer al ser amado y al incumbente. Esa es la apuesta. Crecer duele y duele mucho. Ver crecer a un hijo es de las sensaciones más gratificantes que da la vida y al mismo tiempo de las más sufridas – en el buen sentido -.

Tenerte a la distancia me está haciendo crecer y descubrir nuevamente esos sentimientos que tuve cuando naciste. Esa emoción cuando se escucha la canción de Elvis Costello en Notting Hill, que no importando los años es capaz de remover y provocar las más profundas emociones.

Sé que vas a estar bien. Tienes que estar bien. El trayecto por descubrir será tremendamente emocionante, productivo y fructífero. A penas empieza. Sé que lo vamos a superar juntos y te veremos brillar. Navega esta nueva aventura. Nosotros te acompañaremos y estaremos siempre a tu lado para hacer de esa distancia, menos física.

Amarte duele. Y a la distancia más.

«Sail on silver girl
Sail on by
Your time has come to shine
All your dreams are on their way
See how they shine
Oh, if you need a hand.
I’m sailing right behind«